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jueves, 19 de mayo de 2011

Campaña Buena Onda 2011 en beneficio de la niñez peruana

Con una singular performance de pintura y música en vivo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzó, por cuarto año consecutivo, la campaña “Buena Onda” con la finalidad de movilizar personas, colegios y empresas para recaudar fondos y generar recursos en beneficio de los niños y las niñas peruanos que viven en las zonas más alejadas y excluidas.

En la conferencia de prensa, el representante de Unicef en el Perú, Paul Martin, destacó que Buena Onda se hace para la niñez que vive en las zonas más alejadas y excluidas y que enfrenta diversas situaciones de vulnerabilidad, para este año la meta de recaudación es un millón 630 mil nuevos soles.

“Los programas de Unicef en el Perú trabajan para mejorar las condiciones de vida de esos niños en aspectos tales como nutrición, salud, educación y protección de derechos. A partir de hoy las narices Buena Onda estarán invadiendo Lima para invitar a todos a colaborar de manera amena y divertida para garantizar los derechos de los niños y las niñas peruanos”, indicó.

Destacó que gracias a Buena Onda también se ha contribuido a reducir la desnutrición infantil a través de la distribución de micronutrientes (chispitas) a menores de dos años y se ha facilitado el acceso al registro de nacimiento y la participación en programas de protección de niñas y adolescentes víctimas de maltrato y explotación sexual.

Además, se ha fortalecido los programas educativos para que profesores reciban capacitación y los escolares una enseñanza en su lengua materna adecuada a su cultura.

Subrayó que Unicef Perú centra su trabajo en el cumplimiento de los derechos de los niños y adolescentes más pobres y excluidos, en las provincias más remotas y olvidadas de los Andes y la Amazonía.

Población beneficiada

Recordó que al comprar una nariz de la campaña Buena Onda se ayuda a que un niño reciba suplementos de zinc, contribuyendo a la reducción de la diarrea y mejorando su nutrición. Con dos narices, una familia accede a agua segura durante una situación de emergencia. Con tres narices, un recién nacido de zonas altoandinas accede a ropa de abrigo y su madre recibe consejos para cuidarlo mejor. Con cuatro narices, dos niños menores de tres años tienen la oportunidad de participar en programas de estimulación temprana.

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